Higiene posparto


No sólo el bebé necesita cuidados luego del parto. El cuerpo de la mamá también requiere atención para que su vuelta a la normalidad sea más rápida y completa. La lógica y el sentido común serán aliados necesarios para que todo funcione bien.

Descanso
El esfuerzo realizado durante el parto (aún el simple estrés que produce una operación cesárea) requiere un profundo descanso inmediato que permita la pronta recuperación de la mamá, a fin de facilitarle la tarea de brindar los cuidados necesarios a su bebé.
Aprovecha las horas en que el bebé duerme para descansar. Es por ello que no son convenientes las visitas sociales prolongadas en la maternidad durante las primeras 24 a 48 horas posteriores al nacimiento. Recomendamos que adviertan a parientes y amigos (con la debida anticipación) que no podrán recibirlos durante ese lapso. Es oportuna la presencia (tan prolongada como sea posible) del papá.
Pueden acompañarte tus padres o hermanos, pero de a uno o dos por vez. Las reuniones multitudinarias en la habitación de la puérpera están formalmente contraindicadas. A todos ellos pídeles, en cambio, que te ayuden con las cosas de tu casa, entre ellas, la atención de tus otros hijos cuando los haya. Será una manera eficaz de demostrarte su cariño. Seguramente que sabrás devolver las atenciones recibidas.

Duerme sin culpas

No pretendas estar con ánimo para conversar cuando lo que más deseas es dormir.
Cuando te recuperes, abre la puerta a tus seres queridos. Ahora podrás recibirlos sin que ello te produzca daño.
Cuando regreses a tu casa, pide toda la ayuda que necesites a tu marido, tus familiares y tus amigos. No debes intentar tener la casa en orden y brillante. Al principio ocúpate de tu persona y de tu hijo.

El periné
El periné o perineo es la región anatómica comprendida entre el orificio vaginal y el margen anal. Se extiende a ambos lados hacia los muslos y en profundidad abarca todo el plano muscular que cierra el piso de la pelvis.
Durante el parto, la cabeza de tu bebé fuerza la dilatación del orificio vaginal, facilitada por la gran relajación muscular producida por los altos niveles circulantes de progesterona.
En la mayoría de los casos esta dilatación no es suficiente para permitir el paso de la cabeza del bebé con la velocidad que las contracciones le imprimen.
Controlando tu pujo, y efectuando maniobras manuales de protección perineal, puede lograrse en algunos casos la salida del bebé sin que se produzcan desgarros de los músculos del periné. Esto es más frecuente en los partos posteriores al primero, ya que la musculatura se encuentra más laxa (o previamente desgarrada).
Sea porque se produjo un desgarro o porque para evitarlo se procedió a efectuar una episiotomía, en la mayoría de los partos es necesario efectuar suturas de la musculatura perineal y de la piel y mucosa vaginal que la cubren.

Estas heridas suelen presentar procesos inflamatorios, ya que se trata de una zona expuesta a permanentes movimientos, así como a la persistente humedad debida a los "loquios".

Es por ello que recomendamos aplicar hielo local durante las primeras horas. El frío actúa como un muy eficaz antiinflamatorio y evita la administración de drogas que podrían perjudicar al bebé. Debes colocarlo sobre el apósito y no directamente sobre la piel. Puedes utilizar una bolsa de látex o simplemente una de polietileno doble. Reemplaza al hielo cuando se derrita.

Higieniza los puntos con una solución antiséptica
Recomendamos las de tipo jabonoso sobre la base de iodopovidona y agua. Puedes utilizar una pequeña esponja embebida en el antiséptico para aplicarlo sin frotar. Luego enjuaga con abundante agua tibia.
El secado puedes realizarlo con una toalla blanca y, si quieres, con un secador de pelo con aire frío o ligeramente tibio. Coloca luego gasa o apósitos para aislar los puntos de sutura de las pérdidas. Debes cambiar frecuentemente estos apósitos para que la herida se mantenga lo más seca posible.

Contraindicamos el empleo de polvos cicatriciales
Estos no cumplen ningún objetivo (ya que se trata de una herida limpia y cerrada). Por lo general, a nivel perineal sólo sirven para acumular gérmenes y detritus, facilitando las infecciones perineales.

Los baños
De acuerdo con los distintos criterios médicos, el baño corporal podrá iniciarse cuando las heridas abdominales de cesárea hayan afrontado sus labios. Esto ocurre entre 3 y 6 días luego de la operación (según la técnica y el material de sutura empleado).
En el caso de los partos vaginales (independientemente de que haya o no sutura en periné) el baño puede realizarse tan pronto como hayas regresado a tu habitación y recuperado las fuerzas.
En ambos casos, entendemos que los baños de inmersión están totalmente contraindicados. Deberás ducharte de pie.

Puedes lavar tus cabellos como lo haces habitualmente. Recurre frecuentemente al baño corporal en el verano. Ayuda a evitar las infecciones. Si no te sientes lo suficientemente fuerte y segura, pide ayuda a la enfermera o a tu acompañante.
Es conveniente recordar una vez más algo acerca del cuidado de los pezones. Las grietas del pezón son causadas por pequeñas escoriaciones de la piel que se infectan por los gérmenes que existen normalmente sobre nuestra epidermis, así como por gérmenes y hongos que te acerca tu bebé al mamar.
Estas molestas grietas son la puerta de entrada de infecciones más severas: las mastitis.
Para evitarlas, lava tus pezones antes y después de dar el pecho. Puedes emplear agua y jabón. Pero recuerda que es necesario que practiques un correcto enjuague, pues el jabón es perjudicial para el bebé.

Si quieres, emplea la solución antiséptica que recomendamos para el periné, pero no olvides enguajar bien los pezones antes de poner el bebé al pecho. Algunos pediatras y obstetras sugieren el lavado con agua bicarbonatada, lo que es correcto, pero no se contrapone al uso de las soluciones jabonosas. Si no confías en el enjuague previo, evita el jabón o los antisépticos antes de dar el pecho. Recurre a ellos solamente luego de amamantar (especialmente de noche, cuando no quieras desplazarte hasta el baño).

Capítulo aparte son las cremas. Es útil la llamada "de caléndula", así como las siliconadas (destinadas a proteger la piel del pezón durante la mamada). Pero ten cuidado con las cremas medicadas con antibióticos y corticoides. No debes emplearlas si no es bajo supervisión médica. Muchas substancias que se absorben en la piel son perjudiciales para el bebé.

 

Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.