Cuando un niño da sus primeros pasos
es indudable que mamá, papá
y toda la familia muestren gran alegría
por el logro alcanzado.
Sin embargo pocas
veces se repara en el esfuerzo madurativo
que ha tenido que realizar.
Algo parecido sucederá
a la hora de tener que decirle "Adiós
a los Pañales" ya que el niño
deberá alcanzar un desarrollo madurativo
y psicológico para poder concretarlo. Apresurarlo
cuando aún no está preparado puede
significar un gran retraso.
El
mejor momento
Tu hijo necesitará alcanzar un adecuado
desarrollo madurativo y neurológico para
poder controlar el funcionamiento intestinal y
vesical. Alrededor de los dos años de edad,
los niños completan la maduración
de las fibras nerviosas que darán la información
necesaria de lo que está aconteciendo en
la vejiga y en el intestino. Junto a ellas hay
otras que estimularán el cierre o la apertura
en forma voluntaria de los esfínteres (anillo
fibroso que funciona como una válvula).
Por estos motivos se debe esperar a que alcance
esta edad para que pueda aprender a manejar este
complejo mecanismo.
Como todo aprendizaje tendrá, normalmente,
avances y retrocesos y en cada uno de ellos estará
sentado las bases de un adecuado futuro control
de esfínteres. No lo apresures ni te sientas
enojada ante un escape involuntario, pensando
que lo hace a propósito. Recuerda que como
todo aprendizaje, demanda de aciertos y errores.
Acompañarlo en cada uno de estos momentos,
lo ayudará a alcanzar su meta en la forma
mas rápida, segura y menos traumática.
Primero
de día, después de noche
Es aconsejable comenzar con los pañales de día y dejar los de la noche para cuando
esté suficientemente entrenado.
Muéstrale donde esta su pelela y permítele
que juegue "a que hace", aunque no se
saque la ropa. Explícale para qué
sirve y no dejes que la pasee, debe comprender
que es un utensilio del baño y no del resto
de la casa. Esto lo ayudara a ir ordenándose
y en el momento de tener que hacer pipi sabrá
que no es en cualquier lugar de la casa sino que
para eso está reservado el baño.
Lo ideal es comenzar el entrenamiento cuando tu
hijo ya haya comenzado a manifestar alguna señal
de que esta preparado. Se mostrará molesto
cuando se sienta mojado, se mantiene seco por
períodos más prolongados, tiene
mas de dos años, cuando duerme su siesta
se levanta seco.
Es aconsejable que estén preparados para
acompañarlo en este entrenamiento. Tendrás
que disponer de algunas semanas para estar junto
a él, pero no para transformarte en su
controlador de esfínteres.
No es bueno que le recuerdes a cada momento que
tiene que ir al baño, ya que cuando se
haga en sus ropas, tu serás la responsable
por no haberle hecho recordar. Déjalo que
experimente y cada vez que acierte o fracase estará
dando un paso adelante. Hay que tenerle mucha
paciencia, por este motivo no conviene que comiences
estas prácticas cuando no reine una buena
armonía en la casa, se planifica una mudanza,
está por llegar el hermanito, etc. Es preferible
postergar hasta que todo regrese a la normalidad
antes de comenzar en un momento no adecuado. Si
tu hijo cumple los dos años en pleno invierno
y no hay demasiados síntomas de parte de
el podrás esperar a que llegue la primavera
o el verano, en esas épocas llevará
menos ropa y por ende lavarás mucho menos.
Esto es importante ya que evitará que lo
presiones a que aprenda más rápido
de lo que puede.
Uy,
qué olor!
Es frecuente que las mamás manifiesten
desagrado por la materia fecal o el pis del niño,
refiriéndose a ellos con múltiples
expresiones. Sin embargo no hay nada más
perjudicial para este aprendizaje que manifestar
asco o malestar. El niño puede no entender
a que se refiere su mamá e interpretar
sus manifestaciones como que algo muy malo sale
de su cuerpo. Esto puede llevar a que prefiera
no eliminar nada (se constipa) para no desagradarla.
Para evitar esto, permítele que toque,
juegue por algunos minutos y que sea él
quien decida cuando eliminarlo. Espera que se
retire del baño para apretar el botón
y desechar lo que haya echo. Aconséjale
que se lave las manos después de estar
en el baño lo ayudara a incorporar buenos
hábitos.
La
mejor pelela
No hay una mejor que otra, lo mas importante es
que el niño se sienta cómodo en
ella. Déjala en el baño, muéstrasela
y al mismo tiempo explícale su equivalencia
con el inodoro. Algunos niños prefieren
usar el inodoro, imitando a sus papás.
Para esto hay unos adaptadores que evitan que
el niño sienta que se puede caer.
Al principio es muy beneficioso colocarle un banquito
en donde apoyar los pies, se sentirá mas
seguro.
Será necesario que en los primeros intentos
lo ayudes, si él quiere bajarse solo los
pantalones, estimulando que sienta que te ponen
contenta sus logros personales. Para los varones las pelelas con forma permiten que el pene quede
dentro y no salga el pis para afuera, para las nenas las
redondas son las mas adecuadas. Recuerda que puede
permanecer sentado un rato y levantarse sin hacer
nada, está aprendiendo a conocer y controlar
sus sensaciones. Si luego se produce un accidente
no lo regañes, pídele que se saque
la ropa mojada que la lleve al lavadero y después
de higienizarse tendrá que buscar la ropa
limpia para cambiarse. Estimula que sea él
quien se haga cargo de lo sucedido de este modo
procurará evitar un nuevo accidente.
Controlar
de noche no es fácil
Para comenzar con el entrenamiento nocturno es
preferible esperar a que haya alcanzado un buen
control diurno.
Mientras tanto no está mal que siga usando pañales por la noche y la hora de la siesta, cuando tu
hijo o hija amanezca seco este será el
momento apropiado.
A medida que pasa el tiempo y con la ayuda del
control diurno el pequeño aprenderá
a retener mas tiempo el pis. Con la vejiga más
grande podrá contener más cantidad
permitiendo que pase más horas seco.
Cuando empiece con el control de esfínteres,
deberás acondicionar su cama para el momento
de quitarle los pañales. Colócale
una goma o plástico para proteger el colchón.
Esto ayudará a que estén mas tranquilos
y no se impacienten.
Se deberá colocar mucho tiempo antes de
empezar con el control de esfínteres y
de retirarle los pañales de la noche, de
lo contrario podrá sentir que es igual
a que tuviera pañales y no se esforzara
en retener.
No compares con otros niños,
respétale a tu hijo o hija su tiempo madurativo
y de adaptación. Y recuerda que hasta los
cuatro o cinco años podrá tener
algún escape de pis nocturno y hasta los
tres o cuatro, de materia fecal. Mantén
informado a tu pediatra de la evolución,
él sabrá cuando realizar estudios
para descartar que no haya alguna enfermedad. |