Dentición


Los primeros dientes del bebé erupcionan a lo largo del primer año de vida, generalmente a partir de los 6 meses, y la dentición estará completa entre dos y medio a tres años.

Puede ocurrir que el primer diente que le vean a su hijo aparezca a los 13-14 meses de vida. Entra dentro de la normalidad y no deben preocuparse. Esto tampoco tiene relación con la leche o el nivel de calcio.

Al nacer, la sensibilidad de la lengua y los labios es mayor que en cualquier otra zona del cuerpo.
Desde el nacimiento hasta los seis meses la atención se concentra en tres funciones principales: succión, respiración y deglución.
En el proceso de amamantamiento se realizan importantes funciones musculares y el niño sincroniza su respiración con la actividad muscular. Los movimientos de los músculos de la lengua, los labios y las mejillas proporcionan los estímulos necesarios para la armonía de la cara y posterior desarrollo de los maxilares y dientes.
En el momento del nacimiento ya se han formado todos los dientes de leche pero aún no ha comenzado el desarrollo de las raíces que mantienen el diente en su canastilla del hueso maxilar.
El desarrollo de los dientes sigue un orden bastante estricto pero no deben considerarse anormales desviaciones con respecto a lo calculado para la población general. Algunos niños presentan erupción precoz y aparece su primer diente a los cuatro meses o por el contrario erupción retardada y llegan a los 14 meses sin ningún diente visible en boca. Luego este retraso se neutraliza y normalmente la primera dentición se completa alrededor de los 30 meses de vida.

Síntomas
La erupción dentaria es un proceso fisiológico: los dientes de leche pueden erupcionar sin producir síntomas, sin embargo en muchos lactantes se observan síntomas como enrojecimiento e hinchazón de la mucosa que recubre el diente. Durante este período el bebé puede presentar signos de irritación local, una tendencia a frotarse la encía con los dedos o algún objeto, todo lo cual provoca babeo. Se produce una reacción inflamatoria que puede causar reacciones locales.
Los síntomas generales que se mencionan son irritabilidad, fiebre, falta de apetito, infecciones respiratorias, diarrea, estreñimiento, hipersalivación y erupciones cutáneas. Existe controversia sobre si la dentición puede producir alguno de estos síntomas o son simúltáneos e independientes.
La irritabilidad general del niño en relación con la erupción dentaria puede producirle inquietud e insomnio y la presencia de una inflamación local explicaría suficientemente estos síntomas.
Las infecciones respiratorias en los niños son tan frecuentes que cualquier relación que exista con las dificultades en la dentición parece ser una simple cuestión de simultaneidad teniendo en cuenta que la erupción abarca un período de 30 meses aproximadamente.
Al considerar asociaciones con trastornos gastrointestinales, hay que recordar que la erupción de los dientes de leche comienza en el período de adaptación gradual del niño a otros hábitos alimentarios y por tanto es frecuente y normal que se produzcan pequeños cambios en la consistencia y volumen de las heces.

Hay que concluir que no existe una asociación absoluta entre erupción dentaria y los trastornos del estado general del bebé,si bien la inflamación local puede condicionar irritabilidad.

Cómo brotan los dientes
A los 6 meses se inicia la erupción de los primeros dientes centrales inferiores. Uno de los aspectos más importantes en la maduración de la masticación es la llegada de los dientes. La lengua debe tomar una posición más posterior dentro de la boca, así se va perdiendo el reflejo de succión y se desarrolla la masticación y deglución.
Todas las funciones masticatorias son aprendidas en estadíos a medida que el sistema nervioso central y la musculatura bucofacial maduran concomitantemente con el desarrollo de la dentición. La consistencia de los alimentos que se irán incorporando a la dieta del bebé son importantes en el desarrollo del sistema masticatorio.
El período de erupción de los primeros dientes es un momento óptimo para aplicar medidas preventivas precoces.

Cuidado y limpieza de los dientes del bebé
Nunca es demasiado pronto para empezar a cuidar los dientes de tu hijo. La higiene bucal es una medida preventiva muy eficaz durante la primera infancia. La hora del baño es la ideal para hacerlo, incorpora la boca del bebé a los hábitos de higiene general del cuerpo.
Humedece un trozo de tela suave y limpio o una gasa. Enrollalo en tu dedo índice y limpia los rebordes maxilares aún antes de que salgan los primeros dientes. Puedes hacerlo sobre el cambiador con el bebé de frente o con el niño en tu regazo. Busca la posición más cómoda.

Cuando sólo hay uno o dos dientes puedes seguir usando la tela o gasa humedecida, recuerda que también debes limpiar las zonas sin dientes. Cuando los dientes son más de cuatro pueden usarse dediles de látex o un cepillito muy pequeño y suave.
Antes de los dos años está contraindicado el uso de pastas dentales porque los niños las tragan. La higiene se hace solamente con agua.
El cuidado de los primeros dientes (conocidos como dientes de leche) es importante para una correcta ubicación de los dientes permanentes, además estarás formando un hábito beneficioso y duradero en la vida del niño.
A cualquier edad, cuanto más parezca un juego el lavado de sus dientes, mejor cooperará el niño.

¿Porqué aparecen las caries?
Los dientes se pican porque los gérmenes de la boca reaccionan con el azúcar formando ácido, que corroe el esmalte duro que recubre la dentadura.
Las golosinas y los alimentos dulces aumentan el riesgo de caries dentarias, particularmente si se toman entre horas, porque así los dientes permanecen bañados en azúcar la mayor parte del tiempo.
Por eso, trata de limitar los dulces a los postres, cepilla los dientes del niño después de comerlos, y ofrécele tentempiés que no contengan mucho azúcar.

Visitar al dentista
La visita al odontopediatra debe hacerse lo antes posible, de esta manera te informará sobre los tratamientos para prevenir caries y te aconsejará sobre suplementos de flúor, si son necesarios. Desde el momento en que el niño completa su primera dentición (alrededor de los dos años y medio o tres), debes llevarlo a revisiones dentales regulares cada seis meses, aunque sepas o creas que tiene sus dientes sanos.
Si existen cavidades, es necesario curarlas lo antes posible. Acostumbra al niño a la idea de ir al dentista antes de someterle a ningún tratamiento. La prevención implica un control períódico. Es importante el control y tratamiento preventivo para mantener los dientes libres de caries.

 

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