Desde el punto de vista biológico la
adolescencia se caracteriza por el rápido
crecimiento, cambios en la composición
corporal, el desarrollo de los sistemas respiratorio
y circulatorio, el desarrollo de las gónadas,
órganos reproductivos y de caracteres
sexuales secundarios, así como el logro
de su plena madurez física.
El conocimiento del proceso
normal del crecimiento, las secuencias de los
hechos madurativos, las grandes variaciones que
presentan y la referencia a los patrones normales
constituyen el andamiaje básico para la
comprensión acabada del adolescente.
Si bien es el profesional de salud que tiene a
cargo la evaluación de los hechos biológicos,
estos tienen implicaciones para todos los sectores
interesados en el crecimiento y desarrollo del
adolescente.
Tendencia secular
En el último siglo, surge una notable tendencia
a una adolescencia más temprana, con una
mayor aceleración en el crecimiento.
En los países desarrollados, como en algunos
en vías de desarrollo, se ha ido acrecentando
el tamaño corporal, llegando a la madurez
en un período más corto de tiempo.
Este fenómeno recibe el nombre de tendencia
secular. Los estudios realizados otorgan mayor
peso a los factores ambientales y al mejoramiento
de las condiciones nutricionales de los individuos
que a diferencias genéticas. Entre las
variables a destacar se encuentran la disminución
de la morbilidad y el mayor acercamiento del personal
de salud a la comunidad. Asimismo, el rol que
han jugado las migraciones poblacionales a las
grandes ciudades, provocando la heterosis y un
grado creciente de exogamia.
Los incrementos observados permiten evaluar no
solo cambios en la constitución corporal,
sino también en la estructura de la personalidad.
Cambios somáticos
En un momento determinado,
cuyas causas últimas no han sido aún
bien determinadas, todo el organismo en crecimiento
acelera su ritmo: el niño comienza
su pubertad.
Una niña y un niño que hasta
hace poco tiempo crecían a una velocidad
similar comienzan a diferenciarse en forma
notable.
En la niña se inicia entre los 9 y 10 años,
alcanzando sus máximos valores entre los
12 y 13 años.
El niño inicia su estirón
entre los 11 y 12 años, sobrepasando los
valores del otro sexo entre los 14 y 15 años.
En tanto que la niña va llegando a ser
mujer, el varón continúa con su
existencia de prepúber.
En la práctica es conveniente muchas veces
mostrar al adolescente cuál es su situación
real con respecto a sus pares y lo que puede esperar.
Entre las proporciones corporales,
la relación existe entre el tronco y las
piernas sufriendo cambios importantes. La longitud
del tronco, que se mide con la estatura en posición
sentada, y que incluye a la cabeza y la pelvis,
es la responsable de la mayor parte del estirón
puberal. La longitud de las piernas, por su parte,
es igual a la estructura total menos la estatura
sentada.
Las dimensiones se aceleran en un orden bastante
regular, generalmente la longitud de las piernas
se produce unos 6 a 9 meses antes que la longitud
del tronco.
En cambio, la anchura de hombros y tórax
es la última en alcanzar su pico máximo.
Las niñas presentan un crecimiento más
pronunciado en el ancho de las caderas, mientras
que los varones crecen más en el ancho
de los hombros.
Ambos sexos denotan un incremento en la masa muscular,
siendo este más marcado en los varones
que en las niñas.
Los varones también acusan un notable aumento
en la fuerza física, la cual es menos notable
en las niñas. Los huesos se vuelven más
gruesos y más anchos, y las dimensiones
y formas de la cara se alteran en mayor grado
en los varones que en las niñas.
Prácticamente, casi todas las dimensiones
esqueléticas sufren una acentuada aceleración
en su crecimiento durante la adolescencia. Además,
el empuje no comienza simultáneamente en
todas las partes del cuerpo. Estas diferencias
señalan los diferentes gradientes de madurez
que se hacen presentes desde la vida intrauterina.
Cambios corporales
Los conocimientos sobre la composición
corporal del organismo se basan en la teoría
de que el cuerpo se compone de dos sectores
bien diferenciados.
El primero corresponde al peso corporal graso,
que consta de tejidos anhidros, de densidad
muy constante (0,9), de baja gravedad específica.
El segundo, que es el peso
músculo-hueso (magro) es de mayor gravedad
específica y con una densidad de 1,1.
La densidad (D) del cuerpo
(masa por unidad de volumen) es la suma de las
densidades de los componentes individuales. La
disminución de la densidad corporal es
en función de la cantidad de grasa.
Los cambios en el tejido subcutáneo del
tríceps reflejan con bastante claridad
los cambios en la grasa total del cuerpo.
Durante la adolescencia el tejido graso del tríceps
en la niña aumenta en contraste con los
varones. En el sexo femenino, a partir de los
19 años hay un aumento gradual de este
tejido hasta los 35 años aproximadamente.
En las mujeres, a partir de los 22 años
el incremento es constante hasta los 45 años.
Los sitios elegidos para determinar el espesor
de la grasa subcutánea son la región
posterior del brazo (tríceps) y la región
subescapular. La determinación de este
parámetro se realiza con el calibrador
de Lange a presión constante.
En esta edad, el incremento
de la masa celular total del organismo aumenta
en forma significativa. Se destaca una notoria
multiplicación del tejido muscular, mayor
fuerza, resistencia y en forma paralela se producen
modificaciones en el metabolismo basal. El pico
de velocidad de crecimiento de músculo
es algo más tardío que el pico de
la velocidad de crecimiento estatural.
Las niñas, por experimentar un estirón
muscular previo en la adolescencia al del sexo
masculino, pasan en promedio por un corto período
en que poseen mayor musculatura que el hombre,
ocurriendo lo mismo que con la estatura.
El aumento de tamaño de los músculos
va acompañado de un incremento en la fuerza,
siendo mucho más notable en el varón
que en la mujer, debido a cambios estructurales
y bioquímicos de las células musculares,
producido por la hormona sexual masculina.
El tamaño del corazón de los varones
aumenta mucho más que el de las mujeres,
lo mismo que los pulmones, teniendo los primeros
mayor capacidad vital, capacidad respiratoria
máxima y los valores más altos en
la presión sistólica.
En el varón, el número de glóbulos
rojos así como la cantidad de hemoglobina
aumentan en la adolescencia. Este fenómeno
es producido por el estímulo de la testosterona
sobre la médula ósea.
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