Cefaleas


Es una enfermedad que se da con mas frecuencia en los adultos, pero también puede comprometer a los niños y a los adolescentes.

Se la conoce desde la época de Hipócrates y Galeno y se calcula que aproximadamente el 7% de la población menor de 18 años la padecerá. Tranquilizar a la familia y el paciente es la base del éxito terapéutico.
Sabemos que estas cefaleas infantiles que comienzan antes de finalizar la juventud tienen mayor posibilidades de no repetirse en épocas posteriores. Es importante que la familia y el joven paciente conozcan todos los aspectos relacionados con ella.

La migraña, a diferencia de otras cefaleas, es de comienzo rápido y el dolor aumenta a medida que van pasando los minutos. Este se focaliza en la mitad de la cabeza y tiene una típica característica pulsatil, aunque en algunos niños puede ser bilateral o generalizada. No tiene predilección por algún horario del día, pudiendo aparecer en cualquier momento. Los papas deben saber que el dolor puede desaparecer tan pronto como vino o durar varias horas o incluso días.
Es común que los niños presenten o se quejen de diferentes dolencias: abdominales (nauseas, vómitos), en la piel (se torna pálida) y en los casos en que el dolor se hace insostenible puede aparecer sudores fríos y cambios en la frecuencia cardíaca.

La tolerancia al dolor no es igual en todas las personas, por este motivo la migraña presenta diferentes grados que llevan al que la padece, en el momento del ataque, tener que suspender la actividad que estaba realizando o recluirse en ambientes muy tranquilos y a veces hasta es necesario estar en lugares donde no hay luz.

Un buen diagnóstico
El diagnostico se hará después de varios episodios de dolor de cabeza, precedidos o no de aura ( El aura es una sensación anticipatoria de la migraña, ésta puede adoptar múltiples características y provenir de diferentes órganos: a nivel ocular el niño o el joven pueden ver estrellitas u otros fenómenos brillantes que aparecen en el campo visual. Esta sería la forma más típica de manifestarse. Otras formas menos frecuentes se expresan con síntomas neurológicos más complejos).

El Dr. Harvey siguiendo a la Sociedad Internacional de Cefaleas propone dividir a las migrañas en dos tipos: migrañas sin aura y migrañas con auras. Las primeras presentarán como signos que la caracterizan el ser unilaterales, pulsatiles (el dolor late con ritmo como si fueran el corazón), el dolor aumenta con el ejercicio, se acompañan de nauseas o vómitos y la luz le molesta mucho (fotofobia). Las migrañas con aura se caracterizan principalmente por que ésta puede anticiparse, aparecer durante el episodio de dolor o después del mismo.
Para diagnosticar las que no tienen aura es necesario que se hallan presentado por lo menos cinco episodios de dolor, a diferencia de las otras que con tres es suficiente.
Las migrañas infantiles tienen igual incidencia en ambos sexos pero después de la pubertad es mas frecuente en las mujeres. Esto se debería a que las hormonas femenina favorecerían su aparición. En la mayoría, el 80% de los casos, se registra antecedentes familiares.

Diferentes variantes

  • Migraña con aura: llamada también forma típica compromete a la mayoría de niños. Siempre antes del dolor de cabeza aparecen  las manifestaciones, que por lo general son visuales, denominadas aura. En los niños para poder arribar a un mejor diagnóstico es conveniente pedirles que dibujen lo que están viendo ya que por ser pequeños les cuesta poder expresarlo verbalmente.
    Migrañas sin aura: Estas no presentan síntomas anticipatorios, simplemente se expresan por dolor de cabeza o con algún síntomas inespecíficos como decaimiento, inapetencia, mal humor, irritabilidad, etc. Por este motivo se las denomina cefaleas comunes.
    Migrañas complicadas: Son poco frecuentes en la edad pediátrica y se manifiestan con auras complejas como parálisis de la mitad del cuerpo, alteraciones oculares o diferentes síntomas neurológicos. Al igual que en la migraña con aura son comunes los vómitos, las náuseas y la palidez.
    Migrañas abdominales: Es frecuente en algunos niños el dolor abdominal recurrente. Durante mucho tiempo se le atribuyó a éste síntoma una causa puramente emocional, actualmente cuando un niño lo presenta y si este va acompañado de nauseas y vómitos y fundamentalmente de cefaleas, se habla de migraña abdominal. El diagnóstico no deja dudas cuando se descubren antecedentes familiares.
    Cefaleas tensionales: En pediatría poder diferenciar entre migraña común y cefaleas tensionales no es fácil ya que los síntomas son muy semejantes. Sin embargo hay determinados datos que ayudarán al diagnóstico: la falta de antecedentes familiares, la presencia por contractura muscular o frente a situaciones de stress. Las cefaleas hacen doler toda la cabeza, como si esta fuera comprimida por una cinta (dolor en banda). Este dolor no es pulsátil, ni muy intenso y su duración es variable pudiendo llegar a varios días, no presentan aura y no aumentan con la actividad.

Porqué se producen
Muchas teorías intentan explicar las causas de las migrañas y fundamentalmente sus manifestaciones asociadas (aura). La teoría vascular propone que las manifestaciones que acompañan al aura se deberían a una constricción de los vasos sanguíneos intracerebrales. Otra hipótesis podría ser una disfuncion cerebral y por último una alteración en las sustancias llamadas neurotrasmisores (serotonina). Evidentemente no hay acuerdo todavía sobre las posibles causas, sin embargo la teoría de los neurotrasmisores seria la mas cercana a la realidad ya que las crisis ceden con medicamentos que las inhiben.
Es una enfermedad donde los estudios y el laboratorio no ayudan demasiado para su diagnostico, tampoco el electroencefalográficos ya que las disrritmias que muchas veces se informan carecen, en pediatría, de valor diagnóstico y terapéutico. Estas por lo general son la expresión del normal desarrollo cerebral de los niños.
En general tienen un buen pronóstico, es muy raro que las migrañas que comienzan en la infancia reaparezcan en la edad adulta. Esto es muy importante ya  que alienta a los papas y al pequeño paciente a realizar los tratamientos sabiendo que remitirá antes de finalizar la pubertad.

Cómo tratarla
Esta enfermedad genera mucha intranquilidad en los padres y en el niño. Se la relaciona con tumores intracerebrales o cualquier otra alteración grave. Por este motivo el primer paso terapéutico es explicarle a la familia y al chico su origen benigno y su pronóstico favorable. Recurrir a la búsqueda de antecedentes familiares ubica mejor en esta enfermedad, pero no hay que olvidar que por  haber comenzado en la infancia remitirá antes de entrar en la edad adulta.
Una vez que la familia se siente contenida y ha podido espantar "al fantasma" de la enfermedad fatal se deberá empezar un programa para detectar los desencadenantes que no son faciles de identificar por ser el niño muy pequeño o por que los padres no reconocen situaciones como el stress, que pueden estar comprometido al pequeño paciente. Es aconsejable llevar un registro escrito para poder ayudar al Pediatra a orientar mejor el tratamiento. Hay que prestar atención a las sustancias que contienen cafeína o similares, como el te, el mate (en poca proporción) y el café ya que por su acción sobre los vasos sanguíneos desencadenaría las cefaleas. También puede ser un alimento, el reflejo que el sol produce sobre las paredes blancas, objetos brillantes, la menstruación, etc.
La pesquisa de los desencadenates evita que se tenga que restringir alimentos o actividades que a el en particular no lo afecten. Por este motivo no se debe generalizar con lo desencadenantes ya que estos son propios para cada paciente, ni siquiera para cada familia, podrá existir coincidencia pero nada mas.
Otro buen complemento del tratamiento es la practica de gimnasia de relajación, ayudara al pequeño paciente en los momentos de crisis a disminuir la tensión muscular que aumenta mucho mas el dolor. El autocontrol y el mejoramiento de la autoestima fortalecen al niño en el momento en que aparecen los síntomas. El Pediatra indicara tratamiento medico cuando las episodios son de alta intensidad o se repiten frecuentemente impidiendo el desarrollo de las actividades cotidianas.
No se ha podido dar aun la ultima palabra en relación al origen ni al tratamiento de esta enfermedad. Se sigue investigando y aportando nuevas estrategias para dar una mejor calidad de vida a quienes la padecen. Tenemos grandes esperanzas de que pronto se pueda contar con recursos que impidan la aparición de esta molesta enfermedad.


 

Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.