Anginas


Siempre frente a un dolor de garganta con fiebre o sin ella conviene averiguar si es una infección por virus o por bacterias.

Dolor de garganta
Cuando coloquialmente hablamos de dolor de garganta nos estamos refiriendo al dolor que aparece en la parte media de la faringe y en las amígdalas. La mayoría de esos dolores se deben a una faringoamigdalitis, que es una infección causada por virus o bacterias.
Cuando se sospecha que el origen de la infección es bacteriano hay que consultar al médico.

Siempre que el niño tiene dolor de garganta conviene que los padres traten de averiguar si la enfermedad está producida por bacterias o por virus, ya que las infecciones bacterianas son más severas y requieren antibióticos, mientras que las víricas resultan más leves y los antibióticos son innecesarios y contraproducentes.

Es primordial tener en cuenta que el dolor de garganta no se cura siempre con antibióticos y que, bajo ningún concepto, se debe dar un antibiótico a un niño  ni a un adulto sin haber consultado antes con el médico. Los antibióticos innecesarios fortalecen a las bacterias y hacen que estas se vuelvan resistentes y difíciles de combatir.

Frente a una infección o inflamación de la garganta, el Pediatra para saber si debe o no medicar con antibiótico, infección bacteriana, realizará unos estudios (cultivo de exudado de fauces). Cuando estamos en presencia de una infección bacteriana, estreptococo beta hemolítico, el estudio será positivo y habrá que indicar antibióticos. De no ser así, se corre el riesgo de la infección se complique con compromiso del corazón, el riñón y las articulaciones. Esto será difícil que ocurra con un diagnóstico adecuado y a tiempo y con un tratamiento, con penicilina, de diez días, y nunca menos aunque el niño está muy bien y sin fiebre.

Diferencias claras
No resulta difícil averiguar qué germen produce la infección observando cuidadosamente los síntomas.
Cuando está provocada por un virus, el dolor de garganta es llevadero, la fiebre es muy alta y persistente, el estado general del niño es bastante bueno o puede estar muy decaído y la faringe (zona de fácil observación a los lados de la campanilla) puede estar ligeramente enrojecida, muy enrojecida o con exudados blanquecinos, el niño tiene mal aliento y  se queja de dolor al tragar.

Si le duele ligeramente la garganta, no tiene fiebre ni se siente mal, la postura más adecuada es dejar que la infección siga su curso y el organismo acabe por eliminarla. Para ayudarle es conveniente ofrecerle líquidos en abundancia, leche, agua y jugos  de frutas que no sean ácidos y mantenerle un tiempo prudencial en reposo.

Por el contrario, si tiene dolor de garganta, fiebre alta, dolor de cabeza, malestar general, cansancio y pérdida de apetito, al principio le suministraremos un analgésico que sea también antitérmico, tipo paracetamol o ibuprofeno, para aliviar sus molestias.
Posiblemente, en unas horas o al día siguiente, al mirar en el interior de su boca, se vean unas amígdalas enrojecidas, con puntillado rojo en el paladar y con placas blanquecinas. No cabe duda de que hay que llevarle al médico.

Aunque esté desganado podemos ofrecerle alimentos blandos, lácteos, frutas y verduras, cereales y carnes o pescados cocidos o a la plancha. Los alimentos grasos y/o muy condimentados, mejor evitarlos.

 

Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.